El estudio, publicado en la revista científica ‘Chem Catalysis’, destaca que el proceso de conversión solo dura una hora y el calor necesario es solo de 220 grados centígrados
¿Es posible convertir plástico en combustible para aviones? Científicos de la Washington State University descubrieron un procesos químico a baja temperatura que podría crear combustible de avión y lubricante de alto valor a partir de residuos plásticos.
¿Cómo convertir plástico en combustible para avión?
El equipo de científicos encargado de la investigación destacó que el nuevo proceso químico sería rentable porque el coste de reciclaje sería menor que el valor generado. Para lograr esta eficiencia, los investigadores se apoyan en tiempos más cortos y bajas temperaturas utilizadas para conseguir la reacción química deseada.
El estudio, publicado en la revista científica ‘Chem Catalysis’, destaca que el proceso de conversión solo dura una hora y el calor necesario es solo de 220 grados centígrados. En comparación, otro equipo de la misma universidad logró crear un proceso químico que también recicla plásticos en combustible aeronáutico en 2019, pero este proceso utiliza temperaturas muchísimo más altas, de 430 a 571 grados centígrados.
Por si esto fuera poco, el proceso de conversión del plástico resultó en un 85% de combustible para avión y 15% de combustible diésel. Este equipo decidió no seguir adelante con la investigación porque el coste y duración lo hacía inviable. En cambio, el nuevo sistema convierte plástico en un líquido que es 90% combustible para avión en tiempo récord de una hora.
Rumbo a aplicaciones comerciales futuras
Con el apoyo de la Washington Research Foundation, los investigadores están trabajando para ampliar el proceso para la comercialización futura. También creen que su proceso podría funcionar eficazmente con otros tipos de plásticos.
El trabajo, que se realizó en colaboración con investigadores de la Universidad de Washington y el Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico, incluido el profesor Jim Pfaendtner. Fue financiado por la Fundación de Investigación del Estado de Washington y la Fundación Nacional de Ciencias.