El Instituto Tecnológico de Aragón Itainnova, adscrito al Departamento de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento del Gobierno de Aragón, ha presentado los resultados de una investigación sobre el reciclaje de las mascarillas FFP2 para tratar de disminuir la contaminación que, en estos tiempos de pandemia, se está generando. De tal forma que, a partir de este material, de primera necesidad actual, se puedan producir otros de uso cotidiano como juguetes, macetas o piezas de automoción, etcétera.
Para dar a conocer esta iniciativa, ha comparecido la consejera Maru Díaz, como presidenta del Consejo Rector de Itainnova, acompañada por Esther Borao, directora de dicho centro; y Cristina Crespo, doctora e investigadora del equipo de Materiales y Componentes del Instituto Tecnológico de Aragón.
La consejera de Ciencia del Gobierno de Aragón ha destacado que “desde Itainnova, desde Aragón, queremos aportar soluciones a ese nuevo desafío que nos plantea la COVID-19, unido al cambio climático”.
En este sentido, ha citado las dificultades que entraña el reciclaje de mascarillas, que pueden tardar hasta 400 años en descomponerse, al ser “logísticamente complicado porque el coronavirus puede sobrevivir hasta tres días en materias plásticas, no hay puntos de recolección pública adecuados, se necesitan cantidades muy grandes y la confección de las mascarillas con tres diferentes materiales hace que el problema sea aún peor”.
“Pero la ciencia y la investigación están para resolver preguntas –ha señalado la responsable autonómica–, al tiempo que se ha felicitado de que “Itainnova haya encontrado una manera eficaz de reciclar esos residuos, permitiendo su reutilización para fabricar pequeños objetos, como sujeciones de mascarillas, piezas de juguetes o incluso piezas para automoción”.
Esther Borao ha señalado que “con este trabajo, el equipo de Materiales de Itainnova pretende aportar un granito de arena y contribuir a la neutralidad climática y la protección del medio ambiente, retos que, como sociedad, tenemos en este momento”.
Por su parte, Cristina Crespo, como responsable del equipo de investigadores de Itainnova que ha trabajado en este proyecto, ha comenzado explicando que “las mascarillas quirúrgicas o las FFP2 están hechas de materiales plásticos formando filtros que impiden que las partículas pequeñas y los virus lleguen a nuestro sistema respiratorio”.
Según ha comentado, el pequeño tamaño de los poros y el tratamiento electrostático que llevan impiden el paso de las partículas como si de un colador se tratara. La principal diferencia entre las mascarillas quirúrgicas y las FFP2, tal y como ha dicho, está en la protección que proporcionan relacionada con el número de capas del que están hechas y del modo en el que se ajustan a la cara.
Desde Itainnova, ha relatado, se ha estudiado qué hacemos con las mascarillas una vez usadas, para tratar de evitar que acaben directamente en nuestros ríos, mares o montes. Y se ha dado respuesta a la pregunta de ¿por qué no se reciclan como otros plásticos?
El proceso de reciclaje
Según ha recordado Crespo, el reciclaje de material plástico consiste principalmente en procesos de limpieza, separación y clasificación, trituración, fundido y de nuevo triturado. “En el caso de las mascarillas, el reciclado puede resultar algo más complicado por el hecho de la desinfección. Además, hay que tener en cuenta que las mascarillas están formadas por más de un tipo de plástico. Las capas que forman los filtros están basadas principalmente en polipropileno (PP), material que podemos encontrar en piezas como las fundas de las propias mascarillas, las pinzas de la ropa o en pequeñas piezas de nuestros coches, entre otros productos. Otro de los materiales que forman las mascarillas es el politileno (PE) que en nuestra vida diaria lo podemos encontrar en las bolsas, o en los botes de nuestros geles. En menor cantidad también está el polietileneterfatalato (PET) que es el material de las botellas de agua”, ha explicado la investigadora.
En el proceso que hoy se ha presentado, se evita la etapa de separación y clasificación. “En Itainnova, hemos querido estudiar la opción de obtener una mezcla de materiales reciclados, obtenidos a partir de las mascarillas. Se han usado las mascarillas utilizadas por los trabajadores, se han desinfectado mediante rociado con alcohol y con calor. Posteriormente, y tras la eliminación de las gomas y el metal de ajuste, se ha procedido al triturado conjunto sin separar ninguno de los distintos tipos de plástico. Una vez disponemos del material, en formato tipo escamas, se ha procesado de la misma manera que se procesan otros plásticos, mediante extrusión y posterior inyección en molde. El resultado final han sido unas piezas con geometría definida”, ha afirmado.
Por último, Crespo ha indicado que el material obtenido se ha caracterizado para conocer las propiedades de la mezcla y se ha comprobado que son comparables a las que se pueda obtener con otros plásticos de polipropileno y polietileno.