La basura oceánica, que contamina buena parte del planeta, podría ser aprovechada por la impresión 3D gracias a The Plastic Bank.
La basura oceánica es un problema medioambiental muy grave. Los residuos generados por el ser humano han sido capaces de alcanzar profundidades de 4.500 metros. La contaminación de estas zonas naturales incluye plásticos, redes de pescadores, latas de conserva, ropa o cartones, que provocan un gran impacto ambiental, como denunciaba una investigación hace unas semanas.
Los investigadores hallaron estos productos en lugares remotos del Mediterráneo, el Atlántico o el Ártico. La basura oceánica parece no tener freno, y continúa esparciéndose en nuestras aguas, dañando nuestra biodiversidad marina. Además de las lógicas medidas para proteger nuestros recursos naturales y evitar que llegue más basura oceánica, ¿existen otras formas de frenar este gran perjuicio a nuestro planeta?
La tecnología parece tener la respuesta. Y en particular, la impresión 3D. Al menos eso piensan en la compañía canadiense The Plastic Bank, localizada en Vancouver, que apuesta por el conocido como emprendimiento social. Su fundador, David Katz, soñaba con apostar por soluciones tecnológicas que pudieran promover la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente.
Su primera campaña en Indiegogo, que pretendía recaudar 20.000 dólares, fue un éxito. El movimiento del “plástico social”, como se definen, comenzaba a ponerse en marcha, con la finalidad de unir tecnología y respeto a la naturaleza. ¿Podría ser la impresión 3D una de las soluciones para acabar con la temida basura oceánica?
Tras su éxito en la campaña de crowdfunding, la compañía canadiense decidió ponerse manos a la obra. Para ello, recogieron una pequeña parte de la basura oceánica que se encuentra en las costas de Alaska. Tras seleccionar el plástico que habían acumulado, sometieron a las muestras a un proceso tecnológico de extrusión, ideado por científicos de la University of British Columbia.
A continuación, The Plastic Bank decidió probar si este material contaminante podría servir como “ingrediente” en las impresoras 3D. Y según explican en Forbes, su objetivo ha resultado un éxito, al conseguir imprimir una llave inglesa a partir de esta basura oceánica seleccionada.
Katz, CEO de la compañía, apuesta por esta tecnología como una posible solución a la contaminación marina. Pero su idea puede ir mucho más allá. Desde su nacimiento, The Plastic Bank ha contado con científicos y emprendedores de países como Perú. El objetivo no es otro que fomentar la generación de “emprendedores sociales” que contribuyan con la impresión 3D a cuidar el planeta.