Nuevas tecnologías permiten el reciclaje y la clasificación del plástico negro, no sólo por color, sino también por polímero
A lo largo de los años, el plástico negro ha presentado números retos para el reciclaje de plásticos. El principal desafío que suponía tenía que ver con lo difícil que resultaba ser detectado por la tecnología de infrarrojo cercano (NIR), los nuevos desarrollos, sin embargo, han vuelto posible clasificarlo no solo por color, sino también por polímero, lo que ha abierto la puerta a una fuente de ingresos extra para las empresas de reciclaje.
STADLER, uno de los proveedores más importantes de plantas de clasificación para la industria del reciclaje, está experimentando un aumento de la demanda de sistemas capaces de recuperar todo el plástico negro del flujo de residuos.
Datos clave sobre el plástico negro
Sobre los problemas para ser detectado por medio de tecnología de infrarrojos, Enrico Siewert, Director de Producto y Desarrollo de Mercado de STADLER dijo: «El emisor lanza una luz sobre el material, y el sensor realiza una lectura de la energía que refleja ese material. No obstante, el negro de carbón absorbe toda la luz, de forma que la señal no devuelve información alguna y el sensor no lee nada. Esta situación hace que el plástico negro sea indetectable con la tecnología habitual disponible en las plantas de reciclaje».
Esta característica, hasta hace poco, resultaba en un serio desafío para los procesos de reciclaje, por lo que es común que el material termine incinerado o en el vertedero, con graves consecuencias para el medio ambiente, además de una importante consumo de recursos financieros.
«Si las empresas de reciclaje no son capaces de recuperar el plástico negro, pueden perder una proporción importantísima del valor de su material de entrada, de hasta el 15 %. Al poder extraer este material del flujo de residuos, pueden lograr una nueva fuente de ingresos y conseguir importantes consecuencias positivas en su resultado neto”, puntualizó Siewert.
«Otra cuestión importante es que cada vez más envases se fabriquen con plástico negro, al emplearse más contenido reciclado. Al reciclar envases postconsumo, si no se clasifica de forma rigurosa por color, el producto que se obtiene es una resina gris. Este material no puede convertirse nuevamente en material de color blanco, por lo que muchas transformadoras le añaden negro de carbón para lograr un color uniforme mucho más atractivo. La sociedad quiere más contenido reciclado. Por ello, cada vez veremos más y más material negro en el flujo de residuos. Así, los envases continuarán su tendencia hacia un color más oscuro», añadió el directivo.
Reciclaje de plástico negro
Cabe destacar que actualmente, varios de los sectores implicados en la cadena de valor del plástico han investigado soluciones al problema del plástico negro. A día de hoy, existen varias formas de recuperar este material. En primer lugar, existe un sistema de clasificación en seco, basado en sensores. Utilizando sensores NIR con aditivos negros visibles, el infrarrojo puede detectar los distintos tipos de polímeros.
Existen también otro tipo de sensores que clasifican materiales negros, también por polímeros. Con este sistema en seco basado en sensores se puede clasificar correctamente el PE negro, PP negro, PET negro y PS negro.
También es utilizado un sistema húmedo de clasificación por densidad que se basa en el principio de flotación. Empleándolo, el Polietileno y el Polipropileno, más ligeros flotan conjuntamente, mientras el PET, PVC y poliestireno, más pesados, suelen hundirse. El problema de este sistema es que, además de tratarse de un sistema caro, debido al proceso de filtración, necesidad de agua, limpieza etc., no permite separar por polímeros independientes imposibilitando la circularidad del proceso.
«No obstante, el mayor avance ha sido la tecnología basada en sensores. La situación ha evolucionado hasta llegar al punto en que nos encontramos actualmente, en el que somos capaces de separar el plástico negro no solo por color sino también por polímero. Este logro es muy importante porque, si la clasificadora expulsa juntos todos los materiales de color negro, la mezcla podría incluir hasta 15 polímeros distintos, y no se podrían transformar fácilmente”, advirtió Enrico Siewert.
“Esta evolución es aún muy reciente, de unos 5 ó 6 años para la detección del color negro y la clasificación por polímero. Sin duda nos encontramos en un antes y un después porque se crea una nueva fuente de ingresos y se facilita reciclar materiales que, de otra forma, acabarían incinerados o en el vertedero».